Texto nº 1.
Una descripción de vida urbana en el Antiguo Régimen
Texto nº 2.
Vivir en el Antiguo Régimen: un ejemplo de régimen demográfico antiguo
Una descripción de vida urbana en el Antiguo Régimen
"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor.
Y, como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque París era la mayor ciudad de Francia. Y dentro de París habia un lugar donde el hedor se convertía en infernal, el (…) el mercado de víveres. Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Batiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año. El calor se abatía como plomo derretido sobre el cementerio y se extendía hacia las calles adyacentes como un vaho putrefacto que olía a una mezcla de melones podridos y cuerno quemado. Cuando se iniciaron los dolores del parto, la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue aux Fers escamando albures que había destripado previamente. Los pescados, seguramente sacados del Sena aquella misma mañana, apestaban ya (…).
Sin embargo, la madre de Grenouille no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo y el dolor disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial y externa. Sólo quería que los dolores cesaran, acabar lo más rápidamente posible con el repugnante parto. Era el quinto. Todos los había tenido en el puesto de pescado y las cinco criaturas habían nacido muertas o medio muertas, porque su carne sanguinolenta se distinguía apenas de las tripas de pescado que cubrían el suelo y no sobrevivían mucho rato entre ellas y por la noche todo era recogido con una pala y llevado en carreta al cementerio o al río. Lo mismo ocurriría hoy y la madre de Grenouille, que aún era una mujer joven, de unos veinticinco años, muy bonita y que todavía conservaba casi todos los dientes y algo de cabello en la cabeza y, aparte de la gota y la sífilis y una tisis incipiente, no padecía ninguna enfermedad grave, que aún esperaba vivir mucho tiempo, quizá cinco o diez años más y tal vez incluso casarse y tener hijos de verdad como la esposa respetable de una artesano viudo, por ejemplo... la madre de Grenouille deseaba que todo pasara cuanto antes. Y cuando empezaron los dolores del parto, se acurrucó bajo el mostrador y parió allí, como hiciera ya cinco veces, y cortó con el cuchillo el cordón umbilical del recién nacido”. Patrick Süskind, El Perfume, 1985.
Y, como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque París era la mayor ciudad de Francia. Y dentro de París habia un lugar donde el hedor se convertía en infernal, el (…) el mercado de víveres. Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Batiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año. El calor se abatía como plomo derretido sobre el cementerio y se extendía hacia las calles adyacentes como un vaho putrefacto que olía a una mezcla de melones podridos y cuerno quemado. Cuando se iniciaron los dolores del parto, la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue aux Fers escamando albures que había destripado previamente. Los pescados, seguramente sacados del Sena aquella misma mañana, apestaban ya (…).
Sin embargo, la madre de Grenouille no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo y el dolor disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial y externa. Sólo quería que los dolores cesaran, acabar lo más rápidamente posible con el repugnante parto. Era el quinto. Todos los había tenido en el puesto de pescado y las cinco criaturas habían nacido muertas o medio muertas, porque su carne sanguinolenta se distinguía apenas de las tripas de pescado que cubrían el suelo y no sobrevivían mucho rato entre ellas y por la noche todo era recogido con una pala y llevado en carreta al cementerio o al río. Lo mismo ocurriría hoy y la madre de Grenouille, que aún era una mujer joven, de unos veinticinco años, muy bonita y que todavía conservaba casi todos los dientes y algo de cabello en la cabeza y, aparte de la gota y la sífilis y una tisis incipiente, no padecía ninguna enfermedad grave, que aún esperaba vivir mucho tiempo, quizá cinco o diez años más y tal vez incluso casarse y tener hijos de verdad como la esposa respetable de una artesano viudo, por ejemplo... la madre de Grenouille deseaba que todo pasara cuanto antes. Y cuando empezaron los dolores del parto, se acurrucó bajo el mostrador y parió allí, como hiciera ya cinco veces, y cortó con el cuchillo el cordón umbilical del recién nacido”. Patrick Süskind, El Perfume, 1985.
Texto nº 2.
Vivir en el Antiguo Régimen: un ejemplo de régimen demográfico antiguo
Jacques Bénard nace en Magny-en-Vexin (Francia) el 19 de mayo de 1664. A la edad de 23 años, el 1 de julio de 1687, se casa con Barbe Pigeon, que tiene aproximadamente la misma edad.
Su hijo mayor, Nicolás, nace el 19 de febrero de 1668 y muere el 29 de noviembre del mismo año.
El 12 de enero de 1691 nace Juan, que murió el 7 de mayo de 1706, a los 15 años de edad.
El 19 de abril de 1693 viene al mundo una niña, Margarita, que muere un año más tarde, el 4 de mayo de 1694.
Igualmente, José nace el 28 de diciembre de 1695 y muere a la edad de 7 años, el 15 de mayo de 1703.
Solamente sobrevivieron dos hijas: Bárbara y María, nacidas respectivamente, el 7 de diciembre de 1698 y el 27 de enero de 1703. La primera se casa con Jacques Cardonnet, el 6 de julio de 1722; la segunda, con Laurent Montegagne, el 16 de abril de 1728.
La madre, Barbe Pigeon, muere el 15 de noviembre de 1703, algunos meses después de su hijo José.
Una vez viudo, Jacques Bénard se vuelve a casar el 20 de mayo de 1704 con Catherine Picot de 33 años de edad. Jacques Bénard muere el 3 de abril de 1715 y es enterrado en el cementerio de Magny.
Información extraída de los registros de bautismos, casamientos y sepulturas de la parroquia de Magny-en-Vexin.
Fuente de la imagen:http://museodelarte.blogspot.com
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Texto nº 3.
Texto nº 4.
"Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división; es por mi autoridad que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación, sino al registro, a la publicación y a la ejecución de la ley; el orden público emana de mí, y los derechos y los intereses de la Nación, de los que se suele hacer un cuerpo separado del Monarca, están unidos necesariamente al mío y no descansan más que en mis manos."
Discurso de Luis XV al Parlamento de París el 3 de marzo de 1766.
¿Qué es el Tercer Estado?
2º. ¿Qué ha sido hasta hoy en el orden político? Nada.
3º. ¿Qué reclama? Llegar a ser algo.
[...] Por tercer estado hay que entender el conjunto de los ciudadanos que pertenecen al orden común. Todo lo que está privilegiado por la ley, no importa la manera en que esté, se sale del orden común, y, por consiguiente, no pertenece en absoluto al tercer estado. Lo hemos dicho, una ley común y una representación común: esto es lo que hace a una nación.
Emmanuel Joseph Sieyès
¿Qués es el Tercer Estado? 1789